Para ayudar a convertir a China en una “superpotencia tecnológica” autosuficiente, el gobernante Partido Comunista está presionando a la mayor empresa de comercio electrónico del mundo para que se encargue de la complicada y costosa tarea de diseñar sus propios circuitos integrados de computadoras, un negocio que no se parece a nada de lo que Alibaba Group ha hecho antes.
Otros desarrolladores novatos de chips, incluido el gigante de los juegos y las redes sociales Tencent y la marca de teléfonos celulares Xiaomi están prometiendo miles de millones de dólares en línea con los planes oficiales para crear computación, energía limpia y otras tecnologías que puedan construir la riqueza y la influencia global de China.
Los chips desempeñan un papel cada vez más importante en todo tipo de productos, desde teléfonos y automóviles hasta dispositivos médicos y electrodomésticos. La escasez que trajo la pandemia de coronavirus está interrumpiendo la fabricación de esos productos en el mundo, con lo que aumentan los temores sobre la cadena de suministro.
Los chips son una de las principales prioridades en la maratónica campaña del gobernante Partido Comunista para poner fin a la dependencia china de la tecnología de Estados Unidos, Japón y otros proveedores que Beijing considera posibles rivales económicos y estratégicos. Si la campaña tiene éxito, los líderes empresariales y políticos temen que desaliente la innovación, interrumpa el comercio mundial y haga que el mundo sea más pobre.
“La autosuficiencia es la base de la nación china”, declaró en marzo el presidente Xi Jinping durante un discurso. Pidió entonces que China se vuelva una “superpotencia tecnológica” para salvaguardar la “seguridad económica nacional”.
“Debemos esforzarnos por convertirnos en el principal centro científico del mundo y en el terreno elevado de la innovación”, afirmó Xi.
Beijing, sin embargo, podría toparse con una decepción costosa. Incluso con grandes inversiones oficiales, los empresarios y analistas creen que los fabricantes de chips y otras empresas tendrán dificultades para competir si se separan de los proveedores globales de componentes y tecnología avanzados, un objetivo que no busca ningún otro país.
“Es difícil imaginar que un país reconstruya todo eso y que tenga la mejor tecnología”, opinó Peter Hanbury, un especialista del sector que trabaja en la firma Bain & Company.
Los planes de Beijing están alimentando la tensión con Washington y Europa, que ven a China como un competidor estratégico y se quejan de que les está robando tecnología. Han respondido limitándole el acceso a las herramientas necesarias para mejorar sus industrias.
Si el mundo se desacoplara o si se dividiera en mercados con estándares y productos incompatibles, es posible que las piezas fabricadas en Estados Unidos o Europa no funcionen en computadoras o automóviles chinos. Los fabricantes de teléfonos que tienen un único sistema operativo global dominante y dos estándares de red pueden necesitar crear versiones únicas para diferentes mercados, algo que podría desacelerar el desarrollo.
FUENTE: Associated Press