Durante su pontificado, el papa Francisco enfrentó uno de los escándalos más profundos y dolorosos en la historia reciente de la Iglesia católica: los abusos sexuales cometidos por miembros del clero. Aunque implementó reformas legales y adoptó medidas sin precedentes, sus acciones no lograron acallar la indignación de las víctimas ni resolver por completo las críticas al sistema eclesiástico.
Uno de los primeros pasos fue la creación, en 2014, de una comisión internacional consultiva para la protección de menores, integrada por expertos religiosos y laicos. Sin embargo, esta instancia fue objeto de cuestionamientos internos. En 2023, uno de sus miembros más influyentes, el jesuita alemán Hans Zollner, renunció, denunciando una "falta de claridad" y "comunicación vaga" en la toma de decisiones.
2018, un punto de inflexión para el Papa Francisco
El viaje del papa a Chile en 2018 marcó un antes y un después. Francisco defendió inicialmente a un obispo acusado de encubrir abusos, exigiendo pruebas a las víctimas, lo que generó una ola de indignación. Posteriormente, pidió disculpas públicamente y envió un investigador al país, lo que derivó en múltiples renuncias en la Iglesia chilena.
Ese mismo año, el Vaticano se vio sacudido por las revelaciones en torno al cardenal estadounidense Theodore McCarrick, acusado de agredir a menores. Francisco lo despojó del título de cardenal y lo expulsó del sacerdocio, una decisión sin precedentes.
Hacia una política de tolerancia cero
En febrero de 2019, el papa convocó una reunión inédita en el Vaticano con los presidentes de 114 conferencias episcopales y altos cargos religiosos para abordar la protección de menores. En ese encuentro, escuchó impactantes testimonios de víctimas y prometió "una lucha a todos los niveles" contra los abusos.
Ese mismo año, eliminó el secreto pontificio sobre los casos de agresión sexual, permitiendo que los documentos internos puedan ser compartidos con la justicia civil. Además, promulgó el texto Vos Estis Lux Mundi, que obliga a miembros de la Iglesia a reportar toda sospecha de abuso o encubrimiento dentro de la institución.
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En 2021, se reformó el Código de Derecho Canónico con nuevas sanciones explícitas contra delitos sexuales cometidos por sacerdotes contra menores y personas vulnerables.
Víctimas reclaman más
A pesar de estas reformas, las críticas persistieron. Las víctimas y organizaciones defensoras lamentaron que no exista una obligación canónica de denunciar los abusos ante las autoridades civiles, salvo donde lo exijan las leyes locales. Asimismo, el secreto de confesión se mantuvo intacto.
Francisco se reunió con numerosas víctimas alrededor del mundo, desde Chile hasta Portugal, e hizo repetidos llamados a escuchar y pedir perdón. Sin embargo, evitó atribuir los abusos a causas sistémicas dentro de la Iglesia.
También recibió críticas por su distancia respecto a los hallazgos de la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase) en Francia, cuyos miembros no fueron recibidos en el Vaticano tras publicar un informe que documentaba más de 330.000 víctimas desde 1950.
En 2022, el caso del jesuita Marko Rupnik, acusado de agresiones sexuales y psicológicas contra monjas, volvió a poner bajo presión al Vaticano. Francisco permitió levantar la prescripción para iniciar un proceso contra el religioso en 2023.
Un legado complejo
Aunque es considerado el papa que más ha actuado contra los abusos sexuales, el legado de Francisco en esta materia es ambivalente. Avanzó en reformas significativas, pero no logró superar del todo las críticas ni el profundo dolor de las víctimas. Su pontificado quedará marcado por este intento de enfrentar, desde el corazón del Vaticano, una de las mayores crisis morales de la Iglesia moderna.
FUENTE: AFP