El desierto del Sahara ha sido testigo de un fenómeno inusual: grandes lagos han emergido entre las ondulantes dunas de arena tras las primeras inundaciones en décadas. Este evento ocurrió en septiembre, cuando un sistema de baja presión trajo intensas lluvias al sureste de Marruecos.
Las lluvias transformaron el paisaje, creando lagos entre palmeras y vegetación en la ciudad de Merzouga, donde los reflejos de las palmeras brillan sobre las nuevas lagunas. Además, el Parque Nacional de Iriqui, el más grande de Marruecos, también se benefició de estas precipitaciones, llenando lagos normalmente secos.
Sin embargo, este fenómeno también trajo consigo inundaciones mortales en varias localidades, resultando en más de una docena de fallecimientos. Las imágenes satelitales del mes pasado revelaron que amplias áreas del Sahara se cubrieron de verde, un cambio vinculado al cambio climático. Investigaciones sugieren que eventos de lluvias extremas podrían hacerse más comunes en el futuro debido al calentamiento global.