La temporada de premios, con los Óscar 2025 a la cabeza, ha sido una fuente continua de noticias, desde la inclusión de la inteligencia artificial en The Brutalist hasta el rechazo de Mikey Madison de contar con un coordinador de intimidad en las escenas de Anora.
Estos y otros escándalos revelan cómo las nuevas tecnologías y los requerimientos en la industria del cine están moldeando los premios más importantes del séptimo arte.
Ante esta evolución, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas ha decidido revisar sus estatutos, una necesidad que se ha vuelto frecuente pero que este año presenta cambios significativos. La organización está adaptando sus normativas para responder a las nuevas dinámicas del cine, especialmente en lo que respecta a la autoría y el registro del talento, dos aspectos que cada vez tienen mayor relevancia.
Los Premios Óscar 2025 se renueva con nuevas normativas
Uno de los cambios más notables para los Oscar 2025 está relacionado con la manera en que las producciones deben ser accesibles. Este año, la presencia de películas nominadas en plataformas de streaming ha disminuido considerablemente. Por ejemplo, títulos como Emilia Pérez (en Netflix en Norteamérica) y La sustancia (estrenada por MUBI en Latinoamérica) son excepciones. La mayoría de las producciones nominadas provienen de un esfuerzo por resguardar la presencia de las salas de cine tradicionales frente al auge de los servicios de suscripción.
Las reglas ahora exigen que cualquier película que aspire a ser nominada debe estrenarse en una sala de cine física durante al menos una semana. Sin embargo, hay una nueva restricción geográfica: las proyecciones deben realizarse en uno de los siguientes lugares: el condado de Los Ángeles, la ciudad de Nueva York, el Área de la Bahía, Chicago, Atlanta o el área metropolitana de Dallas-Fort Worth.
Este cambio se alinea con los esfuerzos de la Academia por revitalizar el cine en salas y asegurar que las experiencias cinematográficas se vivan en espacios dedicados al arte. Las nuevas reglas reflejan un enfoque más riguroso hacia los medios a través de los cuales las producciones pueden ser vistas, lo que sin duda alterará el panorama de los premios y su relación con el consumo de contenido en línea.